Me parece necesario comenzar estableciendo que para mi unx tesista es unx profesional con menos experiencia que la mía. Es importante aclararlo porque en la Academia, especialmente en las comunidades como la nuestra, unx tesista sigue siendo unx estudiante, y lo es. Pero es unx estudiante que ya ha recibido una acreditación formal de título. En muchos aspectos, unx tesista es, y así debería ser considerado, par de su directorx. ¿Qué implica que unx directorx considere que su tesista es par en muchos aspectos de la relación?. En primer lugar implica diálogo entre adultxs, lo que para mi se asocia a respeto y escucha mutuas. Está claro que la relación directorx-dirigidx es asimétrica, hay una asimetría fundante de esa relación. Si no hubiera asimetría en conocimientos, experiencia, y hasta sabiduría, ¿qué buscaria la o el tesista en su directorx?. Pero se trata de una asimetría entre pares, lo que la vuelve muy especial.
Las tesis doctorales suelen durar un promedio de 4 o 5 años, lo que es mucho tiempo para una relación afectiva. Explicitada o no, la relación entre director-dirigidx es afectiva, y puede ser muy intensa. En muchos aspectos se parece a una relación padre/madre con sus hijx. Las directoras y directores ponemos muchas expectativas en nuestrxs hijxs académicos y podemos cometer los mismxs errores que con nuestrxs hijxs biológicxs: no escuchar, no entender, no creer, no confiar. De todos los errores posibles, uno de los más graves es no darse cuenta de que un/a tesistx no es nuestrx hijx, esa no es una de las asimetrías constitutivas de la relación, en eso es par. Y sin embargo muchas veces hay que saber escuchar demandas que parecen provenir de un hijx y ellxs deben escuchar respuestas que parecen provenir de una madre (en mi caso), y no es que eso esté mál, sólo creo que se debería poder distinguir estas demandas que, por mucho que se intente, no van a poder ser respondidas en una relación drectora-dirigidx sana. Reconocer esta particularidad es parte de la inteligencia emocional de preservar saludable una relación que puede durar años.
Como directora y codirectora de varias tesis doctorales he pasado por varias fases, siempre acompañada mis tesistas. A dirigir también se aprende y eso nos enseñan nuestrxs estudiantes. Mis tesistas me enseñaron y siguen enseñando muy bien. Hasta hace pocos años todas mis estudiantes fueron mujeres, con las cuales hoy disfrutamos de una sororidad productiva y alegre. Con los varones me pasa de otro aprendizaje, que todavía se produce.
Podría escribir mucho acerca de lo que para mi vida académica y afectiva han significado mi estudiantes, pero quiero aprovechar para agradecer los que recibí de ellas y recibo de todes. Cuando unx estudiante mio se acerca con su plan de posdoc, original, creativo y personal, totalmente idea de elles, no puedo dejar de pensar que yo contribui a que ese talento se expresara. Ese es uno de los mayores desfios de una directora o director, percibir ese talento y ayudar a que se exprese, a perder el miedo y a darse cuenta de que no hay límites para la imaginación. Si todo estuvo bien, para cuando lxs tesistas vuelen nos invitarán a hacerlo con ellxs.